jueves, 30 de abril de 2015

Nepal

Os prometí volver a hablar de Nepal. De su gente, la amabilidad con la que te tratan todos, su capacidad única de recibirte como si fueras parte de la familia, de darte todo lo que tienen cuando realmente no tienen nada. Pero de lo que no esperaba era hablaros de esto. Y ojalá que no tuviera que hacerlo.

Como todos sabéis, hace 5 días un terremoto de 7.9 grados destrozó Nepal. La cifra de muertos y heridos aumenta cada día, ya van por los 4000 muertos pero se teme que pueda llegar a 10000. La gente de Katmandú esta viviendo en tiendas de campaña en la calle, sin casa en la que refugiarse, sin alimento, agua y con el inicio del monzón empapándoles cada día. No hace falta que os cuente más porque seguro que lo habéis estado siguiendo en las noticias.

Hace ya siete meses que estuve en Nepal, pero no he perdido el contacto con la gente que conocí allí. Ya fueran del orfanato, del monasterio o del pequeño pueblo de Kabilash, cada semana tenía un mensaje deseándome suerte, preguntándome cómo me iba o que cuando volvería a visitarles otra vez. El sábado perdieron las comunicaciones en todo Nepal y, por más que lo intenté, no conseguí saber nada de ninguno, si estaban bien o sus casas seguían en pie.

Facebook puso en marcha una plataforma en la que te informaban si tus contactos estaban a salvo, al parecer creada después del desastre del Katrina. Gracias a eso pude saber que todos seguían vivos, pero tardé unos días más en enterarme de en qué condiciones.

El monasterio ha sufrido daños, pero por suerte todos los niños están bien. Ver las fotos del monasterio es una auténtica lástima, si lo hubierais visto sabríais que es como un palacio para ellos, y ahora esta lleno de grietas y escombros. Pero en pie, algo es algo. Los monjes están durmiendo fuera, bajo tiendas de campaña, aguantando como pueden con la comida que tienen.




Los niños del orfanato también están bien, aunque he tardado más en saber sobre ellos. No se si la casa está derruida, llena de escombros o simplemente tienen miedo de volver a entrar y que se les venga encima, pero sí se que están durmiendo en la calle. Gracias a la página de Facebook de una de las chicas que lleva el orfanato (aquí el link por si queréis seguirla) he podido enterarme de varias cosas.

Los niños están durmiendo a la intemperie. Tienen mantas, pero no tiendas de campaña, y aunque un vecino les deja meterse en la suya durante el día, para dormir no caben ahí. Pema y Mingmar, las mujeres que llevan el orfanato, se están quedando sin agua ni gas. Hay alguna tienda en la que aún venden comida, pero los precios suben como la espuma y no se lo pueden permitir. Han oído rumores de que la ayuda internacional está llegando, pero a la vez ven como en el barrio contiguo los militares están vendiendo las sábanas que deberían estar repartiendo gratis para ellos. Además, el monzón está llegando a Nepal, aguas torrenciales que te empapan en cuestión de segundos, seguido de una noche fría. Imaginaos esto pero teniendo 5 años, muerto de hambre y sin un solo sitio en el que refugiarte. Qué lastima, de verdad.




En cuanto a Kabilash, esa pequeña aldea en la montaña en la que me acogieron no solo como si fuera parte de la familia sino como si fuera un regalo que les había caído del cielo, ha sido destruída al completo. Ramesh, el hombre que lleva la organización no gubernamental para ayudar a esta comunidad, me ha dicho que sale esta tarde hacia allí para ver los daños y que el lunes me llamará para informarme de cómo está todo y me mandará fotos, así que os las pondré por aquí. Por lo que he podido enterarme, todos han sobrevivido, pero se han quedado sin casas. No os imagináis como es aquello, de verdad que no. Es pensar que se ha destruido todo por lo que han luchado tanto y se me ponen los pelos de punta. 




Ojalá pudiera estar allí. Supongo que mis escasos conocimientos como cuasi-médico no servirían de mucho y que me necesitarían más para quitar escombros casi, pero ojalá pudiera estar allí. Parece mentira que tengan que suceder estas catástrofes en países tan pobres como Nepal. Si supierais cómo es esta gente, si por un momento pudierais conocerlos, sentiros como me hicieron sentir a mi el mes que pasé con ellos, me entenderíais. No me han pedido dinero. No me han pedido ayuda. Solo que rece por ellos. Pero yo se la he ofrecido, como hice cuando estuve allí, porque se te parte el corazón verlos así cuando tu estás aquí al otro lado, sentada en tu casa con un Mac, un iPhone y todas las comodidades de las que gozamos a este lado de la pantalla. 


Se que en estos momentos todo lo que se escucha es que no les está llegando nada de ayuda, y es por eso por lo que yo he querido dársela directamente a ellos, porque se a ciencia cierta que les va a llegar  y que les va a servir. No se si querréis ayudarles o no, pero yo no me quedo tranquila si no os lo pido. Por eso os pongo al final la información por si queréis mandarle dinero a los niños del orfanato o a la aldea de Kabilash. Lo hagáis o no, gracias. Gracias por dedicarle cinco minutos a leer esto y pensar en ellos. Namaste.

Orfanato:

- PayPal: annajorien@gmail.com
- Transferencia bancaria: número de cuenta NL46 INGB 0009 1330 03. BIC: INGBNL2A.

Kabilash:

- Transferencia bancaria:
Organization Name: Basic Health Service Development program Kabilash, Nuwakot 
Bank Name: Nepal Bank Limited Trisuli Branch, Nuwakot, Nepal 
Account No: 0026-11-0057321 
Swift Code: NEBLNPKA


martes, 28 de abril de 2015

Dos meses

Dos meses. Ese es el tiempo que aún me queda de libertad. El próximo 22 de junio, fecha que parece que cada vez se acerca a más velocidad, es el día que tengo que empezar con el estudio MIR, el de verdad, el de 7 meses encerrado en casa estudiando 10 horas diarias. Ese.

Desde que entras en la carrera de Medicina tienes una pequeña vocecita al final de tu cabeza que te dice que algún día tendrás que enfrentarte a ese tan temido momento, pero realmente no le haces mucho caso porque siempre piensas que queda mucho tiempo. Pero el tiempo pasa, y te plantas sin comerlo ni beberlo en el mes de mayo de sexto, último mes en el que serás universitario. Y esa voz se hace más fuerte y te dice "quilla, esto se ha acabado...".

Es como una fecha de caducidad. Trazas una línea a partir de la cual todo futuro te parece negro, como si se acercara un abismo insalvable. Y que exagerados somos los andaluces y los médicos, sí, pero que miedo que da. Empezar ese estudio del que dependerá probablemente todo tu futuro (al menos el laboral) y en el que te lo jugarás todo a una sola carta en el examen de finales de enero de 2016.

¿Pero sabéis qué? Ya os lo he dicho nada más empezar. Quedan dos meses aún. Dos meses en los que tienes la sensación de que tienes que vivirlos al límite. Me recuerda un poco al fin de la Erasmus, esas ganas de vivir y estirar cada instante como si la vida se te escapara de las manos.

Así que hay que aprovechar el momento. Salir a la calle para tomarte al solecillo esa cervecita que sabes que no podrás tomarte en unos meses, darte los caprichos que quieras y, sobre todo, vivir como se merece el final de la que dicen que es la mejor etapa de tu vida, la universitaria. ¿Y la verdad? Todo pasa. Y en dos días estoy aquí escribiéndoos acerca del nerviosismo del examen o de la elección de plaza. O eso espero.

sábado, 25 de abril de 2015

No se si habéis conocido a mi hermana...

No se si habéis conocido a mi hermana, pero es una persona un tanto... Especial. En todos los sentidos, en el malo y, sobre todo, en el bueno. A veces se enfada sin razón aparente y en diez segundos te mete una bronca digna de mi señora madre, pero otras veces se arrepiente, viene con lágrimas en los ojos pidiéndote perdón y diciéndote que le des un abrazo. A veces es una persona con la que es difícil hablar y ponerte de acuerdo, pero otras veces es la única persona con la que quieres hablar.

A veces se le olvida dónde está el páncreas o si había una o dos cavas, pero otras te habla del síndrome de Wolff-Parkinson-White y piensas "joder con Miss-numero-625". A veces se va a vivir a 7000km de ti, pero nunca está lejos de ti. A veces se mete contigo y te da la sensación de que no se preocupa por ti, pero otras veces... No. Otras veces no, siempre. Siempre te quiere con locura.

No se si habéis conocido a Mariano, pero él sí que es una persona especial. ¿Y sabéis por qué? Porque él consigue controlar esas partes "malas" de mi hermana. Y creedme, no es fácil. Le he visto transformar enfados de Iris en risas de tal manera que me he quedado expectante a ver si su siguiente truco era sacarse un conejo de la chistera. Obviamente su parte especial no acaba aquí y me podría pasar un par de párrafos hablando simplemente de que complementa la parte friki que a veces le falta a Iris, pero todos sabemos que si le dedico más líneas ella pierde protagonismo y claro, no queremos que se enfade, ¿verdad niños?

Ésta es mi hermana. La única que tengo. Aunque hubiera tenido 200 más, no serían mejor que ella. Yo se que a mi padre le de pena perder a su primogénita, y desde luego sucede algo parecido cuando es tu hermana. Pero, ¿sabéis qué? Yo a ella no la pierdo, en absoluto, sino que gano un cuñado (y una play 4, una tele 3D, un gato y una piscina para el caluroso verano sevillano, seamos sinceros).

Y así, hace escasamente una semana, en pleno Central Park y bajo los cerezos, Mariano se sacó un anillo que, para que mi hermana aceptase con tanto entusiasmo, debió iluminar el parque entero a pesar de que hubiera anochecido hacía horas. Minutos después y con una rapidez y eficacia que solo hubiera visto plausible con el uso de un giratiempo (Harry Potter señores, keep up!), ya había hora, fecha y lugar para el evento. 14 de mayo de 2016, iglesia de San Lorenzo. Habemus boda.