Hace meses que no escribo. Será la vuelta de las vacaciones que es muy dura o será mi vagueza persistente, pero no había manera de que me dignase a coger el portátil y ponerme a escribir. Quería hablaros más de Nepal, que tengo muchas historias por contar todavía. Quería hablaros más de lomografía, de las mil y una fotos que tengo hechas con mi querida Pentax K1000. Quería hablaros del viaje a Polonia que he hecho en septiembre. Pero no ha sido ninguna de estas cosas la que me ha hecho sentarme y ponerme a escribir por fin.
A mi hermana Iris le han dado una "beca" (lo pongo entre comillas porque la susodicha beca viene sin un duro, es simplemente la posibilidad de intercambio) para irse a trabajar 4 meses a Nueva York, concretamente al hospital Mount Sinai. Así que como buena familia que somos, el resto vamos a ir a visitarla, y ya hemos comprado hasta los billetes (aún antes de que ella haya comprado el suyo) para la próxima Semana Santa.
No hace falta que os diga lo alucinante que es Nueva York, creo que sobran las palabras. Pero para mí (y me consta que para mi hermana también) significa algo más que la Gran Manzana. Nueva York era ese sitio donde íbamos todos los puentes de la Inmaculada con mis padres y mis abuelos. Era ese sitio donde vivíamos una Navidad adelantada unas semanas, con el impresionante árbol que montan en el Rockefeller Center y su pista de patinaje en la que aprendimos a patinar sobre hielo. Era ese sitio en el que siempre soñábamos poder vivir. Y mi hermana lo ha conseguido - sort of -.
Obviamente, me muero de envidia. ¿Qué puede haber mejor que irte a vivir en pleno Manhattan para trabajar de cardióloga en uno de los hospitales más prestigiosos del mundo? Pues poquitas cosas, la verdad. Pero bueno, todo llegará para mí - o eso espero, algún día -, y ahora lo que me toca es aprovecharme de la situación e ir a verla 10 días.
Apesar de haber ido el escalofriante número de 6 veces a Nueva York, nunca es suficiente. Además, tengo la "desgracia" de que el 95% de los viajes que he hecho en mi vida los he hecho con menos de 11 años (que fue cuando murió mi abuelo), por lo que me acuerdo de muy poco. Y claro, yo he estado en Jamaica, pero... ¿creéis que me acuerdo de algo? Negativo. Igualmente, sólo recuerdo los dos últimos viajes a Nueva York, que no es poco pero no es lo mismo.
Por eso mismo tengo tanta ilusión por este viaje. Porque es la primera vez que voy siendo mayor de edad - por fin podré tomar algo que no sea sólo Ginger Ale - y es la primera vez que voy a planear con antelación qué quiero hacer y qué quiero ver, como buscar sin cesar a Woody Allen y hacer guardia bajo su casa hasta que la policía me detenga a ver si tengo suerte y sale a tomarse un café y puedo quedarme de piedra mirándolo en completo estado de shock.
Soy consciente de que aún faltan casi 6 meses, pero qué queréis que os diga, I can't wait!
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