lunes, 19 de enero de 2015

Viajes en universos paralelos

No se si alguna vez habéis viajado a un sitio tan diferente de vuestra ciudad que, al volver, parece un sueño confuso. Eso es justo lo que me pasa a mí cuando pienso en Nepal. Me parece que fue otra persona la que fue allí, o quizás sería simplemente yo en otra vida, o en un pasado muy lejano, ¿o quizás en un futuro? Sea como sea, yo, la que está sentada aquí delante del Mac escribiendo esto, me parece imposible que sea la que fue a Nepal.


Y este tiempo, que ahora recuerdo como si hubiera durado un segundo, fue nada menos que un mes. Un mes en el que conocí gente completamente diferente a la que había conocido hasta ese momento, un mes en el que viví en un monasterio budista despertándome con sus cánticos a las 5 de la madrugada, un mes en el que me abofeteaba a diario la realidad de la Medicina en los países subdesarrollados.

Y curiosamente, tan solo cinco meses después, parece que todo ha quedado atrás, que todo eso está en una realidad paralela, lejano a mi iPhone, mi día a día de prácticas en el hospital, mis series, mi estudio, mi todo.

Pero yo se que eso sigue ahí, que por muy lejos que parezca, la realidad es que sólo me separa de ello un avión de distancia (y no un viaje por el espacio-tiempo) y más de un día me gustaría coger la maleta e irme sin mirar atrás. Aquella vida tan simple y a la vez tan llena de felicidad. Aquella gente tan amable y tan dispuesta a ayudar. Quizás sea lo que necesito. Quizás sea lo que todos necesitamos. Un poco de felicidad.

viernes, 2 de enero de 2015

La locura Ruiz

De vez en cuando o de cuando en vez, según quieras mirarlo, me pregunto de dónde vendrá toda esta falta de cordura que tengo, si es toda mía o si viene de alguna parte. Y claro, uno se pone a analizar a los miembros de su propia familia y es entonces cuando te das cuenta: ¿cómo iba a ser yo diferente? Maldita genética.

El ejemplo más característico y del que realmente quiero hablaros es de mi abuela, una señora respetable con 80 años pasados (me mataría si pongo su verdadera edad... si os pregunta, yo he dicho que tiene 18, como a ella le gusta decir) a la que, si te cruzaras con ella por la calle, jamás habrías imaginado sosteniendo una navaja. Y lo sorprendente no es que lo haya hecho alguna vez, sino que se convierte en un constante en sus historias.